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 A todos los trabajadores y trabajadoras de Titán y al resto de la clase obrera,

 

El pasado lunes 5 de febrero se ha vuelto al trabajo en los centros de Titán después de un par de meses de paros y una semana de huelga indefinida. Es momento pues de hacer una reflexión al respecto de las lecciones y límites de esta lucha, de cara a las que en un futuro, tanto en esta empresa como en otras, deberemos afrontar.

 

En el último año la Empresa ha venido despidiendo mediante una mezcla de despidos disciplinarios y objetivos a en torno a 60 trabajadores, amenazando con despedir hasta el 33% de los en torno 300 de la plantilla restante en producción. De esta forma, aunque acabe pagando la improcedencia en los juicios individuales, buscaba asegurarse de que la reducción de plantilla fuera un hecho consumado y evitar la conformación de un bloque granítico que pudiera bloquear de forma completa sus planes.

 

La decisión de los trabajadores de Titán de dejar atrás los paros de 2 o 3 horas al día y pasar a una huelga indefinida ha forzado a la Empresa a abortar los planes de proseguir con los despidos a nivel inmediato y a readmitir a los 3 trabajadores que todavía no habían hecho el juicio y que querían ser readmitidos.

 

Esto ha sido posible sólo gracias a la decisión de la Asamblea de Trabajadores de pasar a la huelga indefinida, como defendimos desde Solidaridad y Unidad de los Trabajadores (SUT) desde el inicio de los paros, tanto en la hoja que adjuntamos como a lo largo de estos meses en los piquetes.

 

Además de ello creemos importante hacer las siguientes reflexiones.

 

Debemos alertar en primer lugar de que la Empresa va a volver a la carga y que no podemos fiarnos en absoluto de su compromiso de no despedir por causas objetivas en los próximos años. No podemos partir de la base de que va a cumplir este compromiso, la historia reciente está plagada de compromisos como éste incumplidos por parte de las empresas. Es más, la Empresa va a preparar con tiempo su próxima jugada y no podemos bajar la guardia. Llegado el momento, sólo la reacción contundente de la plantilla va conseguir parar los planes de la Empresa.

 

Es necesario ser muy críticos también con el retraso en el planteamiento de las movilizaciones, que se han iniciado cuando ya se habían despedido una enorme cantidad de compañeros. 

 

La Empresa espació los despidos para evitar una reacción verdaderamente colectiva y conjunta. El resultado es que, pese a la parte positiva del acuerdo, se ha aceptado el despido de todos los que ya habían hecho el juicio o llegado a un acuerdo lo cual no puede dejar de contagiar un sabor amargo a la situación. Que el resultado de varios de estos despidos haya sido la prejubilación de los afectados sólo pone encima de la mesa que lo que realmente perseguía la empresa era la amortización de cuantos más puestos de trabajo mejor, aunque fuera a un mayor coste inmediato.

 

En este sentido, la Empresa se ha salido con la suya y, si ha aceptado detener sus planes, ha sido por la seguridad de que la reducción de plantilla era una realidad y que había logrado el despido del grueso de la plantilla, debiendo readmitir sólo a 3 trabajadores. Esto no se puede repetir. La próxima vez que la Empresa despida a un compañero no puede haber dudas ni dilaciones, o la Empresa volverá a imponer la siguiente reducción.

 

También hay que ser críticos, como ya lo manifestamos desde el inicio, con los paros parciales de 2 y 3 horas. La realidad es que estos paros sólo sirvieron para hacerle la campaña parlamentaria a determinados partidos parlamentarios de la órbita de la CUP y Podemos (incluso de forma abierta durante los días de paro coincidentes con la campaña electoral de las últimas elecciones). Esto está relacionado obviamente con la vinculación de las organizaciones sindicales presentes en el Comité de Empresa con el parlamentarismo. Las razones que en su momento se dieron para mantener los paros parciales no nos convencieron entonces ni han sido coherentes con el desarrollo posterior, lo cual refuerza nuestra sensación de que los paros parciales obedecían a la conveniencia de su aprovechamiento electoral. Sólo la huelga de por lo menos el día completo y su extensión hacia la huelga indefinida podía producir algún resultado como se ha demostrado.

 

La utilización del movimiento obrero por parte del oportunismo es por desgracia una de las varias losas con las que debemos romper para recuperar el verdadero sindicalismo de clase. Por desgracia también el oportunismo parlamentario no cejará en la utilización de esta lucha (y de todas las que pueda), como veremos en el más que probable intento que harán, y que de hecho ya están empezando a hacer, de plantear el acuerdo alcanzado desde un punto de vista triunfalista, llenándose con él los mítines y sobre todo los mensajes en Twitter, Facebook y las demás redes sociales.

 

Decimos todo esto, compañeros y compañeras, porque una vertiente importante de las luchas que mantenemos es el reflejo y la información que se transmite al resto de la clase obrera y en particular a grupos que mañana van a organizarse para luchar. Es muy importante ser honestos y huir de los triunfalismos porque de lo contrario podemos transmitir la impresión distorsionada de que se puede tumbar un despido colectivo como el planteado por la empresa con paros de dos horas, el carnaval parlamentario y 4 días de huelga. Con esto se ha conseguido readmitir a 3 de los compañeros despedidos y frenar momentáneamente la sangría mediante un compromiso de valor relativo. Esencialmente, la Empresa se ha salido con la suya aun si ha tenido que posponer sus planes inmediatos de proseguir con los despidos. 

 

Se ha querido llegar hasta aquí y no ir más allá, lo cual puede ser un resultado de la valoración de fuerzas y siempre que sea la propia Asamblea quien lo decida, incluyendo en dicha Asamblea a los despedidos. Pero hay que ir con mucho cuidado de no hacernos trampas al solitario a nosotros mismos y no vender gato por liebre a los demás, queriendo o sin querer, acerca del resultado real de las luchas. 

 

La lección más importante para los trabajadores de Titán y para el resto de la clase obrera es que se debió haber empezado antes y haber llegado antes a la huelga indefinida (y haber preparado antes la Caja de Resistencia), que se debió intentar extender la huelga a los demás centros de la empresa (almacenes, etc.) y al resto de empresas del polígono y rehuir la instrumentalización electoral de la lucha.

 

Contra la futura vuelta a la carga de la Empresa sólo cabe mantener y sobre todo extender la piña alcanzada dentro de la plantilla para poder devolver el golpe de forma acrecentada cuando se dé, e incluso, en un futuro, luchar por la mejora efectiva de nuestras condiciones de trabajo, y no sólo para frenar su progresiva degradación.

 

Adjuntos:
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